Por Mario Santana
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Roberto Arzola en su taller de reparación
de computadoras.
Tony Zayas
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PONCE - Hay
gente que dice 'este tipo está loco',
pero yo sigo alcanzando éxito", dijo Roberto Arzola Mejías.
Roberto tiene 26 años. Su negocio, RCAM Computers, cumplió 5
en diciembre.
Hace dos ganó el Premio Éxito Empresarial Universitario.
Negocios del Domingo volvió a visitarlo para ver cómo
le va. "El 2003 fue un año de contrastes", comentó.
Roberto se graduó en junio del año pasado de un bachillerato
en Educación Elemental. "Magna Cum Laude", dijo. Sus
estudios los hizo en el recinto de Ponce de la Universidad
de Puerto Rico (UPR-Ponce). En el proceso ganó un premio
de estudiante destacado en Educación. También formó parte
de la directiva de su clase. "Pienso ejercer", dijo.
Ya lo hizo. De
agosto a diciembre pasado fue profesor de computadoras en el Recinto
de Ponce de la Universidad Interamericana. "Buena,
buena", comentó sobre la experiencia.
Es que Roberto,
a pesar del éxito en los negocios, dijo que
su verdadera vocación es el magisterio. Sus objetivos no son
modestos. "En algún momento quisiera hacer cambios significativos
en la educación de este país", señaló.
Roberto explicó que para poder terminar sus estudios se alejó un
poco del negocio. "Es que las clases difíciles las dejé para
el final", comentó.
Como resultado,
su negocio participó en menos subastas que
en años anteriores. Esas subastas son importantes -explicó Roberto-
porque un solo cliente -como una escuela, por ejemplo- puede representar
una venta de entre 20 y 30 computadoras. Pero -destacó- aún
así el 2003 terminó con un aumento de 5% en las ganancias.
Maestro de vocación, Roberto buscó una moraleja. "El
servicio", sentenció. Entonces esbozó su teoría
sobre el servicio.
"Cualquiera puede vender una computadora por ahí",
dijo. "La diferencia es el servicio".
Explicó que las grandes tiendas por departamento venden muchas
computadoras -muchas más que él, de hecho- pero dejan
el servicio en terceros a los que subcontratan o no dan ninguno. "La
venta es la ganancia de un día", dijo. "El servicio
es como una iguala".
Este énfasis en el servicio -reflexionó- ha sido uno
de los secretos de su éxito. "Hay mucha gente que no le
gusta dar el servicio. No entienden que en el servicio está la
ganancia", señaló.
Tan seguro está de su fórmula, que dijo que la competencia
-lejos de preocuparle- le beneficia. "Si una megatienda vende
100 máquinas, yo terminó reparando 99", sostuvo. "Hay
gente que ve la competencia como un enemigo", abundó. "Para
mí es la gente que más me vende".
Roberto dijo que
para asegurar la calidad de su servicio -que después
de todo depende en buena medida de sus técnicos- decidió que
su taller de reparación esté expuesto al público.
Por eso, lo segundo que se ve en su negocio -después del mostrador
principal- es el taller. "Los técnicos tienen 5,000 jefes",
comentó.
Roberto emplea
a tiempo completo a dos técnicos, un administrador
que también hace trabajo de técnico y a una secretaria.
Un programador de computadoras le hace trabajos por servicios profesionales.
Pero Roberto no se ha quedado en su negocio de venta y reparación
de computadoras. También incursionó en el negocio de
los hospedajes universitarios.
Todo empezó en julio del 2002, cuando compró la casa
donde ubica su negocio. Roberto compró la casa antes de cambiar
su modesto carro. Como la casa está a pasos de la UPR-Ponce,
la dividió y usó la mitad como hospedaje, al que le puso
una computadora último modelo con una línea de data (más
rápida que la línea telefónica convencional).
Tiene cinco pupilas. El año pasado el hospedaje le dejó una
ganancia neta de $7,800.
Explicó que si hubiese cogido toda la casa para su negocio,
eso no le hubiese añadido ni un cliente. "La gente se cree
que yo tengo un edificio de siete pisos", dijo, riéndose. "Lo
que pasa es que nosotros somos pequeños pero trabajamos en grande".
Ahora está por comprar la casa de al lado para más hospedajes.
Con eso espera aumentar su ganancia en este nuevo negocio a cerca de
$30,000 al año.
Roberto ha ganado
varios premios. Comentó que cada uno de ellos
ha sido una responsabilidad nueva que asume. También comentó que
los empresarios jóvenes son importantes para cualquier país "porque
tienen el tiempo y la energía para producir más".
En noviembre de
2002 Roberto viajó a Washington, D.C. para
unas competencias de estudiantes universitarios empresarios. Ese año
también participó en una convención mundial de
jóvenes empresarios celebrada en San Juan.
Roberto es un conferenciante
frecuente, principalmente ante estudiantes de escuela superior y
universidad, aunque también ha hablado
ante públicos adultos, incluyendo empresarios. [N] |